Presentación. El desafío de los museos históricos nacionales hoy
Revue Passés Futurs

Esta sección, Dilemas, se compone de dos artículos, que proponen reflexiones sobre el desafío de los museos históricos nacionales en la actualidad. El de Paulo Knauss, quien dirigió el Museo Histórico Nacional de Brasil, entre 2015 y 2020 y el de Gabriel di Meglio, actual director del Museo Histórico Nacional de Argentina. Ambos fueron escritos con el estímulo de algunas preguntas, enviadas a los autores para que estos las desarrollasen con libertad. Las preguntas fueron las siguientes: ¿Cuál es el papel de un museo histórico nacional hoy, en un contexto de globalización, por un lado, y de avance de propuestas nacionalistas conservadoras y autoritarias, por otro? ¿Cómo se abordaron (o no), bajo su dirección, temas políticos actuales y sensibles en el museo? ¿De qué modo se da la relación entre el conocimiento histórico académico y el desempeño de los museos históricos nacionales? ¿Cuáles son las estrategias desarrolladas por el museo para llegar a un público más amplio, especialmente a los y las estudiantes?

Como verá el lector, se trata de dos ricas experiencias de gestión cultural de museos en América Latina, que más allá de las especificidades de contextos nacionales presentan similitudes y diferencias en sus propuestas. Entre las problemáticas comunes observamos la cuestión de cómo incorporar los aportes historiográficos de cada país, muy voluminosos y especializados. Por otro lado, la de cómo llevar a cabo las transformaciones necesarias en sus circuitos de exhibición, siempre beneficiándose y poniendo en valor sus importantes colecciones, pero también incorporando nuevos sujetos, temáticas y períodos históricos, para que el diálogo con sus públicos pueda ampliarse y diversificarse. En particular, especialmente en el caso de Brasil, se destaca la difícil relación con las decisiones de política cultural de sus gobiernos, tanto en términos de otorgamiento de recursos financieros como en la de recursos humanos.

El artículo del ex director del Museu Histórico Nacional do Brasil, Paulo Knauss, busca resaltar los esfuerzos realizados y las dificultades encontradas por su gestión para hacer del MHN un “museo del presente pensado históricamente”, considerando que se trata del primer director designado por elección pública y el primero en asumir el cargo con un título universitario en Historia. El MHN do Brasil fue el primer museo estatal del país, creado en 1922, cuando se celebraba el Centenario de la Independencia, con la realización de una gran exposición internacional en la ciudad de Río de Janeiro, entonces capital federal. La orientación que tomó, en sus propias palabras, fue defender que “los museos históricos, en la actualidad, son lugares sociales de afirmación de los derechos culturales, específicamente los derechos al patrimonio cultural, participando del proceso de fortalecimiento de la ciudadanía y la democracia en Brasil”. Algo que se fue volviendo cada vez más delicado, en muchos sentidos, ya que, en 2016, la Presidenta de la República, Dilma Roussef, fue destituida por un golpe; en 2017 comenzó el gobierno de Michel Temer y, en octubre de 2018, Jair Bolsonaro fue elegido Presidente de la República, estando prevista para el año 2022 la realización de nuevas elecciones presidenciales. Tras la salida del director en 2020, a pesar de que se realizó un nuevo concurso, con la aprobación de una candidata, el MHN sigue con una dirección interina. Una situación existente hasta el momento (mayo de 2022) que compromete el trabajo que allí se desarrolla, siendo de importancia señalar que este es el año en que la institución cumple su centenario.

El otro artículo fue escrito por Gabriel Di Meglio, actual Director del Museo Histórico Nacional argentino, una institución más antigua que su homóloga brasileña, ya que fue creada en 1889, en otro clima de ideas. El análisis de Di Meglio presenta un panorama en muchos puntos coincidentes con Knauss, en especial con relación a las presiones externas, la inestabilidad institucional, la escasez de recursos o los límites del acervo de objetos disponibles. En su presentación Di Meglio también se detiene bastante en los problemas que conlleva la modernización de un Museo que está fuertemente identificado, ya desde sus objetos más emblemáticos, con el proceso revolucionario abierto en 1810 y con los que son considerados los héroes fundadores de la nación, es decir con un punto nodal de las memorias públicas argentinas y de su mito de los orígenes. Un relato que continúa reproduciéndose, en especial a través de las fechas patrias y la pedagogía educativa -los alumnos llevados por las escuelas siguen siendo todavía hoy muy numerosos- y que tiene muchos defensores en poderosos sectores de la opinión pública argentinas, en numerosas instituciones, como las academias y en los principales medios de comunicación. En ese sentido, sus reflexiones, que reivindican la legitimidad de los expertos, es decir de la historia académica profesional para construir un nuevo relato museístico adecuado a los tiempos, están muy atentas también a la necesidad de consensos y a contemplar una pluralidad de públicos sin buscar romper con el visitante habitual de la institución. Para ello escoge la opción de una modernización temática muy ambiciosa (piénsese en la incorporación de una exhibición sobre el rock nacional) que a la vez subsuma el relato tradicional en una narrativa plural en muchos sentidos, en especial en las dimensiones de la pluralidad de actores sociales, de género y étnicos, pero también institucionales a evocar y con una vocación pluricéntrica y no porteña. Modernización temática balanceada por la voluntad de no producir una ruptura radical con la forma clásica de construir un guion museístico, es decir defendiendo la idea de una gran narrativa provista de sentido y de un ordenamiento cronológico.

Los dos artículos presentan diferentes estrategias para lidiar con los problemas de las propuestas memoriales, pero coinciden en que cualquiera sea la opción elegida encontrarán numerosos obstáculos en especial en relación con las constricciones que imponen otros actores políticos o culturales, y muestran que las opciones museísticas en América Latina presentan dificultades compartidas y posibilidades divergentes que más que ser vistas en un eje tradición-modernidad deben serlo en la de la coexistencia de múltiples opciones. Las mismas, en estos casos, aparecen condicionadas por muchas cuestiones: desde el lugar de enunciación (y es bueno recordar que en un caso se trata del actual director y en otro de un ex director) hasta las específicas tradiciones historiográficas en las que se inscribe cada propuesta, desde el lugar que tienen las narraciones históricas en los debates públicos de cada país hasta cómo se piensa la relación entre historia y memoria social. Y aquí puede notarse la mayor inclinación de Di Meglio por una propuesta histórica y la de Knauss por debatir las implicaciones de los usos memoriales. Empero, todavía debería anotarse que ambos autores son historiadores profesionales, lo que nada dice per se sobre el grado de autonomía que los mismos tuvieron, o tendrán, para realizar sus propuestas y hasta qué punto la misma debió o deberá ser negociada con otros actores interesados en la representación y el uso del pasado, desde operadores culturales a museógrafos, desde artistas hasta ensayistas. Todo lo cual remite a las complejidades de la construcción de un relato museístico hoy en el marco de las plurales y diversas sociedades democráticas contemporáneas.